Josephdejacque - COFRADÍA DEL DESEO

Canco Hamisi-Umugabo W’ukuri

Composer: Johann Mattheson (1681 - 1764)

Work: Ritornello from Die heilsame Geburt und Menschwerdung unsers Herrn und Heilandes Jesu Christi (1715)

Performer: Kölner Akademie; conducted by Michael Alexander Willens

Composer: Philip Glass (* 1937)

Work: Part 3 from Double Concerto for Violin, Cello and Orchestra (2010)

Performer: Tim Fain, Wendy Sutter, Residentie Orkest, The Hague Philharmonic; conducted by Jurjen Hempel

Composer: Angela Morley (1924 - 2009)

Work: Snow Ride (early 1960ies)

Performer: The John Wilson Orchestra; conducted by John Wilson

Paul Laurenzi

Paul Laurenzi

“Dame aux Poires et Bourgeois”

Jean-Pierre Ceytaire

[…] en la aciaga época que nos ha tocado, el amor no ha desaparecido, pero se ha vuelto escurridizo. De modo siniestro, hemos perdido la capacidad de nuestros antepasados para darse cuenta de dónde se halla, de qué se puede hacer para atraerlo. Voy a decirlo en términos burdos: hemos perdido práctica para el amor. Atrapados en la luz de lo inmediato, en la fragilidad de lo conocido, en la inercia de los días, acostumbrados a la incredulidad y a no tomar riesgos que se antojan innecesarios, hemos perdido la chispa que permitiría encender en nuestras vidas los laberintos del amor. Simple y llanamente, amigas y amigos, preferimos mirarlo de lejos, cómodamente instalados frente a nuestras pantallas de telenovela, en vez de lanzarnos en su busca. Preferimos, insisto, el amor virtual, la pasión electrónica y secundaria, al deseo, la voluntad y el combate por un amor para nosotros. Los nuestros son tiempos de felicidad indolora, de apatía. Cualquier meta que suponga un esfuerzo extraordinario, una privación momentánea, la cesión de un placer, es desechada por nuestro insípido narcisismo finisecular. Como tú dices, Adriana, nuestro moderno egoísmo se basa en la utilidad y no, como antes, en el amor hacia uno mismo: eso lo vuelve tan nocivo. Ya lo decía la Biblia: si no nos amamos a nosotros mismos, ¿cómo esperamos amar correctamente a nuestro prójimo? No, amigas y amigos, ése no es el camino. El amor exige lucha, concentración, valentía. Y, créanmelo o no, ejercicio. Tal cual. ¿Cómo habrías de ser un buen basquetbolista, Manuel, si no entrenas a diario en las canchas? ¿Cómo habrías de ser campeona de natación, Yazmín, si no te sumerges cada tarde en la piscina? Lo mismo sucede con el amor.

— Jorge Volpi, Sanar tu piel amarga, Primera lección, II

Margarida Mariño - Golfiño