Tragedias de Shakespeare.
Lo que ves como entretenimiento puede convertirse en un dulce veneno, que mientras lo inhalas poco a poco te mata.
- Roberth Kingsman
Anónimo
The Evil 100, my brother had this book and never told me but it includes people such as Adolf Hitler, Albert Fish, Ted Bundy, John Wayne Gacy, Jeffery Dahmer, Richard Ramirez, Eric Harris and Dylan Klebold, Jack the Ripper, Charles Manson, and The Zodiac Killer.
Angels Ministering to Christ, 1820, William Blake
Medium: pen,wash,ink,watercolor,paper
https://www.wikiart.org/en/william-blake/angels-ministering-to-christ-1820
“Tú siempre vas a leerme, independientemente en dónde te encuentres. Me leerás en cada mirada que te devuelva el reflejo de mi recuerdo; cuando alguna canción te encuentre absorta y en silencio y te recuerde que hay sombras en el alma que ningún sol podrá disipar. Vas a leerme a escondidas y en calma, saboreando cada palabra y cada frase como si se hubiesen convertido en el cáliz de una nostalgia con sabor a posibilidades muertas. Vas a disfrutarme sin admitirlo, porque todos tenemos gustos culposos. A mí me gusta escribirte sintiéndote lejana y a ti pensarme aunque no puedas tenerme. Y así pasarán los meses y los años, vendrán otros hogares y otros futuros, y nunca saldrá de tu boca una confesión con mi nombre, pues te conozco más de lo permitido como para saber que en ti soy una huella imborrable. Lo sé porque he roto todos tus límites, incluso los del tiempo, porque aunque a veces me abandones de manera indefinida, al final siempre vuelves para recordarte que soy como esos libros que se abren camino en tu interior y se quedan ahí hasta amoldarlo a su propia esencia, conviviendo con tus anhelos inconfesables, ocupando un espacio al que tarde o temprano acudes de manera inevitable para confirmar de ese modo que nuestros caminos siempre van a cruzarse, aunque ahora estemos más separados que nunca.”
— Heber Snc Nur
“GEDATSU”
Conocer el camino es conocerse a sí mismo.
Conocerse a sí mismo es olvidarse de sí mismo.
Olvidarse de sí mismo es liberar al verdadero ser de la prisión del ego.
La palabra japonesa gedatsu -liberación- está compuesta de dos caracteres: “estar suelto” y “escaparse”; significa, literalmente salir del cautiverio, estar libre.
DOGEN
“Tengo miedo. Miedo de olvidar cómo sonaba tu voz. Y cuál era el color de tus ojos. Tengo miedo de olvidar cómo era tu rostro. Y las arrugas que formaban tus mejillas cada vez que sonreías. Tengo miedo de olvidar que te quiero. Y de que nuestros recuerdos se desvanezcan de mi mente. Tengo miedo de olvidar tus sabios consejos. Y cómo me defendías frente a mamá cuando hacía alguna travesura. Tengo miedo de olvidar lo bien que tocabas la guitarra. Y de cómo te esforzabas en enseñarme a ser mejor persona. Tengo miedo de que el tiempo te lleve por completo. Tengo miedo de olvidarte.”
— Recovecos de mi alma
Ring from a single piece of sapphire, which once belonged to the Roman Emperor Caligula ( ruling from 37 to 41) . It is believed that on its rim the face of the wife of the Emperor of Milonia Caesonia (murdered on 24 January 41).
“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante”
— Oscar Wilde, Vera o los nihilistas
Realizado por Tezcatl S.
“¡Salud, Macheth, señor de Cáudor! ¡Salud, Macheth, tú serás rey! ¿De qué nace ese terror, amigo Macheth? , Por qué te asustan tan gratas nuevas? Decidme: ¿sois fantasmas ó seres reales? Habeis saludado á mi amigo con títulos de gloria y anuncio de grandezas futuras y pompas reales. Decidme algo á mi, si es que sabeis qué granos han de germinar ó morir en la serie de los tiempos. No temo de vosotras ni odio ni favor” (Acto I, Macbeth, Shakespeare W.)
El arte de sembrar y cosechar los frutos es, probablemente, uno de los más complicados de lograr, especialmente cuando su utilidad se deriva de las altas y complejas esferas mentales. Sin embargo en él recae una utilidad latente e innata que muchos han tratado de conquistar pero pocos han llegado a controlar a la perfección. Día a día nos topamos con ideas que fungen como semillas que, una vez plantadas en nuestra mente, son capaces de brindarnos la mayor dicha o sumergirnos en la peor ruina. Pero en nosotros recae la tarea de hacer que la semilla germine o muera por siempre. Es la voluntad humana el mejor alimento de dicha semilla, ¿impulsaremos el desarrollo de aquel embrión botánico o acaso se espera que el mismo perezca en el intento?
En la obra de Macbeth, en el Acto I, aparecen los personajes que marcarán la obra por siempre. Es la aparición de tres mujeres descritas como brujas lo que representa a los tres destinos de la Mitología clásica, a las moiras, encargadas de hilar y cortar el destino humano. El tejer, el repartir, y el concretar lo inevitable, son tareas características que decoran la virtud de su presencia. Son también, las virtudes de aquellos tres destinos, lo que caracteriza al sembrador. En sus manos se encuentra el destino humano, los hilos no son suyos, sin embargo se tiene la posibilidad de colaborar con el orden divino al tejer, al repartir y al condenar a lo inevitable. Los dioses, en este caso, son capaces de intervenir, pero es a menudo la solitaria presencia de los tres destinos lo que determina el cauce del río de la vida humana. Se podría pensar que estas mujeres fatídicamente controlan el destino del hombre en una insinuación de que no contamos con control alguno sobre nuestras acciones y elecciones. ¿Pero acaso nuestro actuar realmente no nos pertenece? Nos pertenece solo cuando nos convertimos en sembrador, en el portador de los tres destinos.
Es ahí donde la elegancia de los versos alquímicos entra en juego. El cuadro Sator - tan celebrado en los monasterios europeos, y cuya aparición más antigua data de Pompeya- en todos sus significados nos habla del trabajo necesario como para que la obra y la semilla sean concretadas exitosamente según la voluntad del sembrador.
“El sembrador Arepo guía con destreza las ruedas”
El sembrador realiza su trabajo con destreza, valiéndose de los ciclos para marcar la tierra. Es así como nosotros como sembradores, a través de nuestras acciones, logramos dejar una impronta en el reino mundano que llamamos Tierra. El sembrador, asimismo debe conocer las cualidades de dicha semilla, sus demandas y, por consiguiente, el tipo de fruto que han de engendrar. Nosotros debemos conocer las cualidades de una idea, las demandas necesarias de la misma como para poder cimentarla de manera eficiente en el corazón indicado, y por consiguiente, debemos saber las consecuencias que esa idea puede traer. Se trata de una de las virtudes herméticas más beneficiosas y más peligrosas según se dé su uso. Es respetable aquel que con su mente logra plantar la semilla del conocimiento en la mente de sus discípulos. Es despreciable aquel que planta la semilla de la duda en el corazón de una persona. Al igual que en la tragedia de Macbeth, las semillas, las ideas plantadas por un sembrador hábil en una mente débil, pueden llegar a causar mucho daño.
La obra de Macbeth juega mucho con la simbologia botánica, pero probablemente sea la plantación la temática más importante de la obra, pues es esa acción lo que precisamente cambia el curso de la obra. Talvez muchos de nosotros conozcamos nuestros destinos, pero ¿somos totalmente dueños de él? El destino no es lo que parece. Y todo es una posibilidad;nada una promesa.
“Lo justo es injusto y justo lo injusto, cirniéndose por entre la niebla y el aire sucio”
El destino es apenas una niebla sucia, humo, que inunda muestra visión. La ignorancia del mismo es lo que nos hace tan prestos a carecer control sobre él. Las profecías no son más que semillas, pero en nosotros recae el hecho de cobrar los frutos de lo que nos fue plantado. Solo nosotros deberíamos ser responsables de las guirnaldas que crecen en nuestro jardín. Solo nosotros deberíamos de ser los responsables de nuestro desarrollo en el Árbol de la Vida. La voluntad hará de nuestra semilla un ser latente. La recolección de los frutos hará de una profecía algo exitoso.
Aveces nos confiamos demasiado en nuestro patronato, en nuestros guías o nuestros maestros, como si de una cuestión de legado se tratase. Aveces su voluntad es lo suficientemente behememte como para concretar por sí mismos a la obra, sin ayuda nuestra, sin atención nuestra. Como ya fue dicho “Ayúdate que yo te ayudaré”. Por más experimentado que sea el sembrador, si nosotros no ponemos de nuestra parte al luchar por la germinación de una semilla nada podrá hacer de ese nacimiento una realidad. Es la indiferencia el peor veneno para toda semilla.
Talvez no lo intenté lo suficiente, talvez no fui lo suficientemente fuerte como para lograr que esa semilla germinara. Sin embargo he aprendido de mi indiferencia. Ahora sé sembrar, ahora sé cosechar.