Si algún día te pierdo
Búscame en el 2027, cuando todo en tu vida sea estable, y aún así, no puedas olvidarme.
Búscame entre tus recuerdos, llámame en mi cumpleaños y déjame boquiabierto.
No escucharás mi emoción, porque seguramente estaré llorando silencio. No dudes e invítame a ver como has cambiado, déjame sentir el nerviosismo de no haberte visto en años.
Hablemos de nuestro pasado, de nuestra sublime unión, de como todo fue tan perfecto hasta que la vida nos destrozó.
Dime quiénes se han atrevido a robarte el corazón y quién fue el que se ha atrevido a escribirte un poema o cantarte una canción. Quién te llevó orquídeas y quién te dijo que te ama en otro idioma que no sea el español. Dime qué pasó con tus miedos, quién fue el que te los arrebató.
Déjame suspirar ante la tristeza de no haberte cuidado, deja que te exprese lo hermosa que solías ser y lo preciosa que te ves sentada a mi lado.
Necesito oír que cumplimos nuestros sueños, mas nunca el de casarnos.
Y es que aún cuando nuestra unión se haya vuelto un suspiro del pasado, necesito un reencuentro que me devuelva lo que el tiempo se ha llevado.
Porque si algún día te pierdo, necesito recordar lo que nos unió a ambos y saber si aún en tu corazón cabe espacio.
Sé que es una locura pensarlo, pero necesito saber si aún somos capaces de amarnos.
thedarkangel2000
A veces estar deprimido, es el signo más real de sentir que estás emocionalmente vivo.
Luna
Mis demonios se manifiestan en mi carácter, no los sé controlar, simplemente no puedo atarlos. No deseo lastimar a quienes me aman, ni a mi misma, pero muchas veces pierdo la batalla. Siempre creí que la guerra era con el mundo externo, pero hoy sé que no y que las sombras que me habitan son un ancla que me sujeta la densidad más oscura. Si no logro vencerlas voy a caer más profundo, más sola y no deseo ese destino para mi. Merezco todo lo bueno del mundo por derecho divino, yo puedo.
Helen🌈
Tenemos un acuerdo silencioso, un mensaje implícito en nuestras miradas, tú no te enamoras, yo no me enamoro; el problema es, cariño, que cuando el amor no se busca, él solo te encuentra.
Natt
“Durante años imaginé 10 millones de posibles reencuentros entre tú yo. En todos imaginaba que al dar la vuelta al despedirnos tú me tomabas de la mano y me decías que todavía no era tiempo de decirnos adiós. Hasta que un día, un día realmente nos volvimos a encontrar. Para entonces tú y yo ya éramos seres tan diferentes a lo que alguna vez habíamos sido. Ya habíamos madurado, habíamos pensado y habías asimilado toda nuestra historia. Y fue por eso que el reencuentro fue tan inesperado. Y, sin embargo, tan necesario. El día que nos volvimos a encontrar yo ya había dejado de extrañarte y ya no pensaba cada noche en por qué habíamos tenido que renunciar a nosotros. Pero ese día, el día que volví a verte lo entendí TODO. Preguntamos qué tal habían ido nuestras vidas, qué cosas habíamos hecho, qué cosas habíamos dejado de hacer. Los dos en las vidas correctas. Ambos solteros, con la posibilidad infinita que nos había caracterizado nunca. Charlamos animadamente hasta que mencionaron mi nombre y fue entonces cuando tuve que decir adiós. Por primera vez en la vida tus ojos brillaban diferente y, en lugar de parecer que necesitabas irte, algo en tus ojos me gritaba que no me fuera. Y tal vez, tal vez era lo que yo le había pedido tanto tiempo a la vida, que no me dejaras ir, que te aferraras, que te quedaras. Y fue tanto, tanto que el día que tú querías quedarte fue el mismo día que yo solo deseaba irme. Y entendí, entendí por qué hasta entonces nos habíamos vuelto a ver, por qué después de tanto tiempo. Y te dije adiós, y me dijiste adiós. Pero esta vez fue diferente, esta vez yo me di la vuelta sin desear que me detuvieras y, por primera vez en la historia, tú deseabas detenerme. Y así fue, así me marché. Yo sintiendo que por fin habíamos tenido un cierre a la historia que tanto daño me hizo y tú, tú apenas dándote cuenta que la historia podría haber sido tan diferente si tan solo tú, no te hubieras marchado y, si tan solo yo, te hubiera podido soltar antes. Pero tú eres tú y yo soy yo. Dos almas libres que nunca estuvieron destinadas a estar juntas, que solo se aferraron a la idea de que un día podrían volar juntas, cuando, el verdadero destino, nuestro verdadero destino era aprender a vivirnos para después decirnos adiós. Para emprender el vuelo, volando alto, pero en direcciones contarias.”
— La sinfonía del alma.