Selam Wearing
29 de noviembre de 2018
Hilvano ideas hasta tejer el corazón del mar y sentirlo latir desde las profundidades(); las olas retomando sin descanso en la superficie, la pleamar, el sueño, la intensidad del sentimiento...
Quiero hablar de lo que pasó sin mencionar cuánto me dolió. Tiene que haber una manera. Cuidar las heridas sin reabrirlas. Para nombrar el dolor sin invitarlo de vuelta a mí.
Khalem // Agosto 2022
¡¿Qué carajo le pasa al mundo?! No tengo que encontrar una respuesta, pero yo no tengo misiles para él, solo tengo el corazón en la mano y no estoy pensando en si hacerlo arder o no. Han pasado nueve días y ya he olvidado el principio. Incluso así, todavía creo que nos podemos resolver bien (…)
Junio de 2017
La tristeza no es más que solo una verdad pactada con una guitarra que no sabe sonar mejor que maullido de Paloma. La tristeza no es ella. Es el anhelo de mi tristeza quien se confiesa. La tristeza es mi alma que no sabe, que no sabe nada; es como el amor, el amor que no entiendo, el amor que yo siento.
[22/5 11:53 p. m.] Lu: Particularidades [23/5 12:21 a. m.] Lu: He ido a un solo concierto en toda mi vida. [23/5 12:21 a. m.] Lu: Y siento como si me hubiera perdido la mitad de mi existencia. [23/5 12:34 a. m.] Lu: Hace días que solo ando disfrutando el momento (…)
Diciembre de 2020
Elijo reclamar. Reclamo a plena voz y con firmeza. Con todo el amor del mundo... Y con la mirada más iluminada que alguna vez tuve que ocultar de los que aún nada pueden entender del mundo. Reclamo mi voz y mis pasos. Y desde este preciso momento, estoy jugándole, a la vida, mi corazón.
26 de may. de 2022
11:36 p. m.
A veces, te leo entre líneas para no volver a buscarte. Es la hora, es el día, es la semana o el mes, es cualquier otra cosa menos mi corazón. Porque verlo llorar estremece mi sangre; se hiela hasta el alma y siento cómo el frío alcanza mi corazón. Por favor, no lo dañes: que de junio a septiembre aún nos queda por pasar este invierno y veinte mil primavera más.
Miérc., 10 de feb. de 2021
Y levantarme de golpe cuando la emoción aflore. Sentir cómo se asoma el horizonte en la última parte del camino, sensaciones que van improvisando el mismo juego con mis nervios. Y soy un manojo de nervios. Porque la mera acción puede reemplazarlo todo. Así de frágiles y sensibles son mis ideas cuando no entiendo lo que en el momento voy sintiendo, pero... ¡lo qué voy sintiendo! Entonces, en una sonrisa se me va la voz, por decir palabras, y la vida entera, por no gritar tu nombre.
«Es indudable que muchos puntos quedaban todavía oscuros. ¿Cómo explicar, en efecto, que no fuesen vistos los vestidos que llevaba Wilhelm Storitz, y no obstante, los objetos que tenía en las manos permaneciesen visibles? Por otra parte, ¿Cuál era la sustancia capaz de producir efectos tan maravillosos? Esto era una cosa que yo no sabía, y era en verdad muy de lamentar, toda vez que si lo hubiera sabido habría podido hacer uso de tal sustancia y luchar con armas iguales. Pero, ¿acaso, después de todo, era imposible vencerle sin poseer esa ventaja? Planteaba yo, en efecto, el siguiente dilema: cualquiera que fuese aquella desconocida sustancia, o su acción era transitoria o era perpetua. En el primer caso, Wilhelm Storitz se vería obligado a absorber nuevas dosis, a intervalos más o menos largos. En el segundo, érale absolutamente preciso destruir, de cuando en cuando, el efecto de su droga con otra droga contraria, un contraveneno en cierta suerte, pues hay circunstancias en que la invisibilidad sería, no una superioridad, sino una verdadera inferioridad.»
Julio Verne «El secreto de Wilhelm Storitz»