Entropía sentimental.
— Alianat ♡
Rupi Kaur — “Otras maneras de usar la boca”
~ 70’s Vegas ~
20 de julio de 1955.
Creo que mi feminidad consiste en no poder “vivir” sin la seguridad de un hombre a mi lado. En los períodos (¡actualmente tan escasos!) de ausencia de flirts, me siento terriblemente árida. Inútil. Como si estaría [sic] malgastando mi juventud. Y cuando estoy segura, es decir, cuando camino junto a un hombre que guía mi cuerpo, me siento traidora. Traiciono a ese llamado cercano que me planta junto a la mesita y me ordena: ¡estudia y escribe, Alejandra! Entonces ya no grito “¡me muero de inmanencia!”. ¡No! Entonces, me siento ser. Me siento vibrar ante algo tan elevado que me asciende junto a sí.
Páginas 80 y 81 de Diarios (Pizarnik) Nueva edición de Ana Becciu (Lumen, 3ª edición. 2016).
En este extracto, una Alejandra de diecinueve años reflexiona cómo su condición de mujer se debe a la seguridad de una relación y convivencia con un hombre (influenciada sin duda por una educación patriarcal y todavía no del todo independiente), sintiéndose terriblemente árida cuando no existe un acercamiento al sexo contrario. Sin embargo, reconoce que cuando este acercamiento se produce, la comodidad y placer del estudio y la escritura le llaman, hasta el punto de sentirse traidora. Finalmente explota de sentimiento dejándose llevar por esa fuerza que le hace ser, que termina por hacerla vibrar ante algo tan elevado, tal y como un éxtasis final por ascender junto a ella (amor).
“Entonces… ¿qué?” Te preguntas temerosa de hallar respuesta. La respuesta. Por mis frases deduzco que tiendo a elegir el estudio y la creación. Pero también hay algo que se rebela ¡y con causa! Es mi sexo. Acepto encantada las horas del día llena de libros y de belleza, pero ¡las noches! ¡Las frías noches de invierno! Noches en que oprimo desesperada la almohada suspirando por transformarla en un rostro humano ¡Y mi cuerpo que ningún brazo oprime! ¡Y mis labios besando al vacío! ¿Cómo otorgar lo que anhela mi cuerpo febril? No quiero amantes (pues desordenarían las horas de estudio). ¡Al diablo! ¡Tendrían que crearse burdeles especiales para mujeres-artistas! Pero no los hay… ¡Y es tan trágica la visión de una mujer madura sorbiéndose el cuerpo en la aridez de la noche. Y eso es lo que me espera.
Páginas 83 de Diarios (Pizarnik) Nueva edición de Ana Becciu (Lumen, 3ª edición. 2016).
En el mismo día, quizá ya con la noche sobrevolándole, Pizarnik confirma sus dudas. Se compromete a elegir entre el amor y el estudio y la creación, inclinándose por estos últimos, pero reconociendo desesperada cómo durante la noche anhela el calor humano (cuando todavía no usaba las noches y las madrugadas como escritorio). Llega a elucubrar un increíble burdel para mujeres artistas, disolviendo tal solución rápidamente (nótese cómo una fuerza intrínseca que se rebela a los convencionalismos -imaginando un burdel para mujeres- resulta evidente).
La conclusión es que tales contradicciones, que aparecieron a una edad tan temprana, impidieron a la poeta mantener una relación sentimental duradera con cualquier persona, y sí, hasta el último de sus días, un vínculo inquebrantable con el estudio y la escritura, dejándose llevar por el amor -siempre con la muerte de reojo- de una manera obsesiva a través del arte de la escritura y la lectura.
Come
“Si no vas por todo, a qué vas?”
— (via tutemint)
Ventus.
“Cuando alguien te hace una mejor persona, sabes que esa persona debe estar en tu vida.”
—