Enamórate de mí, quiero que tus ojos tengan ese brillo tan lindo que se refleja en tu mirada al ver un atardecer, pero con tu mirada posada en mí. Que se dilaten tus pupilas, que te suden las manos, que tu corazón se acelere, que tu mente se ponga en blanco. Que al oír mi voz retumbe un estallido de alegría en tu corazón. Enamórate de una manera peculiar e inexplicable, convirtiendo el amor en un sentimiento, en un un aroma, en una caricia, en una sonrisa. Resume tu sentimiento describiendome en la palabra "tú".
Solo enamórate de mí, así como lo hago yo de ti.
—Atticus
Su forma de verte a los ojos te desintegra las inseguridades, se escabulle como el más hábil ladrón en tu memoria y te roba la tristeza, su forma de reír debería ser catalogada como un acontecimiento cósmico o una canción escrita por Adele, la cartografía de su piel es un continente donde una vez tocas tierra sabes que no necesitas desnudar a otra mujer porque ella lo tiene todo y el resto son de plástico, ella es brisa de mar y también el mar entero, agua cristalina donde puedes navegar y buscar lunares que desconocen la luz del sol, pero que esperan ansiosos por un beso de amor.
Ni siquiera puedes contigo mismo y pretendes proteger a los demás, como si no te fuera suficiente la agonía de intentar mantenerte en vida constantemente, deja de mentirte y borra tu existencia de una puta vez.
Jalea
@modificalizada
She.
“Durante años imaginé 10 millones de posibles reencuentros entre tú yo. En todos imaginaba que al dar la vuelta al despedirnos tú me tomabas de la mano y me decías que todavía no era tiempo de decirnos adiós. Hasta que un día, un día realmente nos volvimos a encontrar. Para entonces tú y yo ya éramos seres tan diferentes a lo que alguna vez habíamos sido. Ya habíamos madurado, habíamos pensado y habías asimilado toda nuestra historia. Y fue por eso que el reencuentro fue tan inesperado. Y, sin embargo, tan necesario. El día que nos volvimos a encontrar yo ya había dejado de extrañarte y ya no pensaba cada noche en por qué habíamos tenido que renunciar a nosotros. Pero ese día, el día que volví a verte lo entendí TODO. Preguntamos qué tal habían ido nuestras vidas, qué cosas habíamos hecho, qué cosas habíamos dejado de hacer. Los dos en las vidas correctas. Ambos solteros, con la posibilidad infinita que nos había caracterizado nunca. Charlamos animadamente hasta que mencionaron mi nombre y fue entonces cuando tuve que decir adiós. Por primera vez en la vida tus ojos brillaban diferente y, en lugar de parecer que necesitabas irte, algo en tus ojos me gritaba que no me fuera. Y tal vez, tal vez era lo que yo le había pedido tanto tiempo a la vida, que no me dejaras ir, que te aferraras, que te quedaras. Y fue tanto, tanto que el día que tú querías quedarte fue el mismo día que yo solo deseaba irme. Y entendí, entendí por qué hasta entonces nos habíamos vuelto a ver, por qué después de tanto tiempo. Y te dije adiós, y me dijiste adiós. Pero esta vez fue diferente, esta vez yo me di la vuelta sin desear que me detuvieras y, por primera vez en la historia, tú deseabas detenerme. Y así fue, así me marché. Yo sintiendo que por fin habíamos tenido un cierre a la historia que tanto daño me hizo y tú, tú apenas dándote cuenta que la historia podría haber sido tan diferente si tan solo tú, no te hubieras marchado y, si tan solo yo, te hubiera podido soltar antes. Pero tú eres tú y yo soy yo. Dos almas libres que nunca estuvieron destinadas a estar juntas, que solo se aferraron a la idea de que un día podrían volar juntas, cuando, el verdadero destino, nuestro verdadero destino era aprender a vivirnos para después decirnos adiós. Para emprender el vuelo, volando alto, pero en direcciones contarias.”
— La sinfonía del alma.
Siendo sincera, no estoy buscando amor, sólo estoy buscando drogas
😏
Snug as a pug
(via)
@adarklana 🧊